jueves, 18 de julio de 2013

PARECE QUE FUE AYER (20) - Con el relato anterior (19)

Después de aquel descanso reparador, y habiendo establecido nuestro campamento base; iniciamos nuestro recorrido exploratorio por los alrededores. Primero nos encontramos con un río ¡que delicia!, tal vez era la prolongación del que se encontraba a un lado de nuestro campamento, por lo general en el caso como el que describo, seguíamos el curso, con la idea  de encontrar vestigios de algún asentamiento prehistórico, claro sin dejar de admirar el paisaje, donde abundaban toda clase de plantas propias de las que crecen cerca del agua, así mismo culebras de agua, ranas, y aves,,hermosas; como patos, garzas, por cierto ésta ave siempre me ha parecido muy hermosa, por su forma de volar con elegancia, y ya en tierra camina con mucha dignidad,  en los árboles ahora ya no son coníferas mas bien del tipo de ahuehuetes, o árbol llorón, por la forma en que caen sus ramas hasta tocar el agua, se oye el trino de las variadas clases de aves que ahí anidan, me parece es el tiempo en que los polluelos salen del cascaron, con los ojos cerrados, pero eso si, con demasiada hambre para sus cansados padres, que tienen que turnarse para alimentarlos.




Después al continuar caminando, las paredes del cañón, empiezan a estrecharse, señal de que se aproxima una quebrada, que tal vez sea imposible de bajar, o quizás tengamos que hacer uso del rappel, ya se verá mas adelante....., al llegar a la orilla, descubrimos que hay una vereda estrecha en uno de los lados, tal vez podamos bajar después de todo y con un poco de suerte o bien con la habilidad de los guías, con todo y bestias, efectivamente con lo cuidados necesarios podremos bajar, debo comentarles que sólo llevamos dos bestias el resto quedó bajo el cuidado de uno de los guías, así como el campamento, no sabemos si estos lugares están habitados, y no es por demás las precauciones pertinentes.

Un poco mas adelante llegamos a un lugar en donde podemos apreciar las nubes, entre las ramas de los árboles, eso nos da esperanza de pensar en que ya pronto dejaremos este desfiladero y por ende el peligro en el que nos encontramos....

                                                           

Al llegar a otro lugar donde se puede apreciar el panorama nos damos cuenta que nos encontramos aproximadamente a medio camino, abajo descubrimos o mas bien adivinamos la continuación del río, entre las estrechas paredes de los acantilados por llamarles de alguna forma, comentamos que lo que nos pareció el cambio de la vegetación, era solo un lugar intermedio, pero ya estábamos muy entusiasmados con la caminata, nada de pensar en regresar, sólo que nos dimos cuenta que tendríamos que pasar la noche o tal vez dos noches, antes de intentar el regreso; esa situación no era nueva, y el guía y menores que se quedaron allá, sabían que esto podía pasar; no había porque preocuparse, así las cosas, re-emprendimos la marcha,.

A cada paso el entusiasmo crecía, cansados?, nada de eso, esto era el fin que perseguíamos cada vez que salíamos, agotarnos físicamente, bien teníamos dos opciones al frente, bajar por el camino serpenteante o bien, practicar nuestro rappel, optamos por éste último los guías podían llevar las bestias, ya nos reuniríamos mas tarde abajo.

Preguntamos quien baja primero, yo dije, saben?, yo siempre traté de bajar en primer lugar, porque si hubiera visto a alguien mas hacerlo, probablemente no me animaría y al ser el primero, no había lugar para detenerme, así las cosas, se aseguró la cuerda de 100 metros de largo, claro iba a sobrar, pero era mejor y no que faltara y me quedara a medio camino, me puse mi arnés, sin dar tiempo a ponerme nervioso, ajusté todas las partes, (piernas y cintura), pasé la cuerda por el 8, nombre que empleábamos para definir la pieza clave, por el hoyo superior luego al inferior, al hacerlo coloqué el 8, en el mosquetón que estaba en el arnés, y probé la resistencia del amarre, luego me puse los guantes de piel y el casco, enseguida me puse en posición de cuclillas de espaldas al abismo  y literalmente me senté en el vacío, saben?, en ése momento ya no hay regreso....me lancé al vacío, y me sentí libre¡¡, es una sensación de libertad absoluta,,,

 

Algo muy difícil de hacer para mi, ya que tengo vértigo; pero, se disfruta mas, vencer el miedo, y la adrenalina fluye por todo el cuerpo, al llegar abajo después de unos segundos que parecen horas, me doy cuenta que instintivamente efectué tres o cuatro saltos seguidos, tan solo tocando brevemente la pared del cerro, saben?,el instinto de conservación de la vida está en toda su capacidad, cuando uno se dedica a ésta clase de aventuras. Bien aproximadamente fueron 70 u 80 metros la distancia recorrida, tiré tres veces de la cuerda, para indicarles a los de arriba, que ya me encontraba abajo,,,,

4 comentarios:

  1. que momentos mas maravillosos. y vencer el miedo aun teniendo vertigo es algo que admiro de ti amigo mio. las imagenes son preciosas. espero con ganas la continuacion. besosss

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  2. gracias, querida amiga Alicia, tus comentarios son muy bonitos y sobre todo de adhesión, desde luego seguirá la narración, éste viaje fue muy intenso y en una o dos partes no se termina, es necesario mas,,,besos.

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  3. Preciosas imagenes. Gracias por compartirlo

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  4. gracias por estar aquí, acompañándome en mis relatos, de viajes por la naturaleza,,,besos.

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