En investigaciones anteriores los lugareños nos habían contado, que en aquellos años; así llamaban ellos a años anteriores; ése lugar era habitado por manadas de lobos, y por las noches aún con el viento, se escuchaba el llamado de la manada; claro eran historias, aun así nos preocupaba quedarnos en el lugar sin haber hecho algún tipo de exploración previa a la instalación del campamento base.
ya instalados y al calor de la hoguera nos dedicamos a contar historias, tratando de imaginar la manada de lobos en sus correrías por aquellos remotos y lúgubres parajes, ya para dormir empezó a ulular el viento entre las ramas altas de los pinos, encinos, madroños y oyameles que poblaban la zona, y mas de uno se sintió nervioso por las historia, yo entre ellos, poco a poco la alegría fue decreciendo por el cansancio y nos fuimos metiendo en las casas de campaña, con ganas de recobrar las energías.
A la mañana siguiente hicimos un recorrido para saber donde exactamente habíamos acampado, antes de la hora del desayuno, al no encontrar nada fuera de lo normal, emprendimos el regreso, tomando nuestros alimentos, preparamos el equipo para iniciar una exploración en serio.
Caminamos cerca de una hora y llegamos a la orilla de una quebrada, al observar con los prismáticos, en la parte de enfrente descubrimos tres habitaciones por llamarles así a lo que se alcanzaba a ver, sin pensarlo más buscamos la manera de bajar y iniciamos del descenso, estaba muy empinado y resbalando aquí y allá después de dos agotadoras horas llegamos al río; ahora tendríamos que cruzar, encontramos la manera saltando entre varios peñascos y llegando a la orilla opuesta, ahora a iniciar el ascenso, agotador,,nunca an subido una cuesta sin camino y a campo traviesa?, es muy agotador.
Al llegar arriba descubrimos tres pequeñas construcciones en forma de iglú, con unas entradas muy pequeñas y todas derrumbadas por el paso de los años; entre dos de ellas se encontraba un lazo aun en buenas condiciones, hecho de hilos de una planta llamada lechuguilla, así mismo dos platos de barro muy grueso y muy toscos, al tratar de visualizar el techo, vimos que en su tiempo había sido de ramas con hierba sobre ellos, de todas maneras se encontraban dentro de un repecho (cueva poco profunda); a un lado y después de cientos de años o tal vez mas, caía un chorro de agua entre las paredes del acantilado.
tratamos de ver como estaban construidos aquellos refugios, iniciando por los cimientos, al quitar algunas hojas de árbol descubrimos un jarro boca abajo que al darle vuelta, soltó un sinfín de proyectiles (puntas de flecha), seguramente ahí eran guardadas y con el viento o la lluvia se había volcado, al paso de los años.
tomamos algunas fotografías, exploramos e iniciamos el regreso ya en el campamento mostramos cada uno los hallazgos obtenidos y vimos que había valido la pena el esfuerzo,,,,,
Que interesante. Me ha encantado lo de las construcciones en forma de iglu. Gracias por este viaje. Bessoosss
ResponderEliminarsiempre cuento contigo para todos y cada uno de mis viajes, gracias por tu comentario,,,besos.
ResponderEliminarhola he andando algo ocupada, estudiando y haciendo varias cosas a la vez, es por eso que casi no les he visitado, pero no les olvido.
ResponderEliminarCada que pueda vendré a disfrutar de sus interesantes relatos, que este bien, un abrazo
gracias atlantida, esta es tu casa, ven cuando gustes,,,besos.
ResponderEliminarGracias por compartir esas Divinades...
ResponderEliminarUn auténtico flezazo.
Un abrazo.
gracias a ti por venir y comentar,,,besos.
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